Deleita con su ambrosía
el manjar del embeleso,
cautivador y confeso
auguró que volvería.
Que la nostalgia sería
un recuerdo del pasado,
que el amor atesorado
nunca olvida, mas perdona,
es leal, jamás traiciona
con su espíritu elevado.
Mientras al daño encarcela
junto al agravio insidioso,
desagradable, alevoso
que en mentiras se abroquela.
Quizás deje una secuela
dolorosa, incomprensible,
mas verá que lo imposible
podrá trocarse en aurora,
cuando la quimera aflora
libre, ilusa, impredecible.
Ha de resarcir la pena
la confusión y hasta el llanto,
ni la angustia ni el quebranto
detendrán nuestra faena.
Se ha de extender la cadena
que proclame la esperanza
y fortalezca la alianza
con la verdad que edifica,
no cuestiona, dignifica
en su bienaventuranza.
Aimée Granado Oreña
Gota de Rocío Azul
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