Trina armoniosa la tarde
junto al sarcasmo del viento
y en su clámide de intento
goza el céfiro su alarde.
Malva túnica resguarde
al endrino sortilegio,
cual tolerancia y arpegio
del misterio que profesa
el donaire que embelesa
la romanza de la tarde.
Siente el canto sus colores
en afanes y promesas,
trinan nostalgias traviesas
ingeniosos los primores.
Y ascetas son los rubores
de la brisa que conspira
con la musa que le inspira
lisonjas de primavera
en el otoño que espera
sus pinceles seductores.
Y regresan golondrinas
de aperturas y quimeras,
pitonisas de praderas
tan donosas como elfinas.
Vuelven libres, peregrinas
en sideral florilegio,
cual horizonte que egregio
armoniza en la sonrisa,
melodiosa de la brisa
de las tardes andarinas.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul