¡Cómo duele revelar tantos desvelos,
el recuerdo de un amor que no viví!
Fueron tantas las miradas, los deseos
y el ardiente vendaval de un frenesí.
¡Cómo duele enamorarse de un anhelo
atrapada en la nostalgia de un sentir!
Es difícil olvidar, no te lo niego
y aceptar nuestra distancia sin fingir.
Fue cobarde nuestro andar en el sendero,
nos herimos sin quererlo pero en fin
la tristeza socavó con sus flagelos
y las dudas nos rindieron hasta herir.
Hoy te miro, yo acaricio tu silencio
y te entrego mi sigilo, mi existir,
sólo el tiempo agazapó nuestros secretos
y entre azares nuestros sueños por vivir.
Aimée Granado Oreña ©