Escribo porque sí, profundamente
indemne del perjuicio de otros tiempos,
ilesa de mentiras que atropellan
la utópica visión de mi universo,
en tanto el florilegio de mi lira
convierte el madrigal en sortilegio.
Escribo porque sí, tranquilamente
cual oda del versal sin cautiverio,
ilusa en el adagio que se enerva
e irrita ante el tapiz del hechicero,
que oculta la arrogancia y la codicia
y esconde en la ficción su desconcierto.
Escribo porque sí, precisamente
romances en veredas o desiertos,
apólogos cual sabias moralejas
que inspiran alegóricos intentos,
versando en su ancestral melancolía
el Cenit del placer y el apogeo.
Escribo porque sí musa impaciente
inquieta peregrina entre los versos,
ingenua confidente de las letras
cual pléyade de epígonos bohemios,
vestal de acrisolada melodía
en délfico trinar de sus misterios.
Escribo porque sí cuando amanece
el alba rosicler en mi desvelo,
si aún en la fugada primavera
se aliena la quimera de un anhelo,
cual rúbrica que el alma en su armonía
asperge el musitar de su silencio.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul