Milagro es el amor cuando aparece
e impetra en el onírico desvelo,
surtiendo su torrente en el anhelo
que abraza la pasión que lo ennoblece.
Arrulla la esperanza y se enriquece
de aquello que acaricia en su revuelo,
que ansía el rosicler desde el consuelo
sanando las heridas mientras crece.
Sublime es el murmullo cuyo arpegio
se mezcla junto al trino del sinsonte,
haciendo del placer un sortilegio.
Entorna su mirada en su confronte
viviendo el increíble privilegio:
¡e inspira un susurrar al horizonte!
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul