Sueño nostalgias lejanas
de mi niñez entre rosas,
con las ranitas curiosas
abrazando las mañanas.
Entornadas las ventanas
del pretérito que aflora,
siento el bálsamo que adora
el caudal de sentimientos,
con regocijo de advientos
conmovidos por la aurora.
Recuerdo aquel zunzuncito
trasnochado y pizpireto
aleteando tan inquieto
en el jardín tempranito.
Y evoco aquel coralito
en mi silencio coqueto,
atesorando discreto
mi romance favorito
y el primer beso fortuito
de inocencia sin libreto.
Soñaba ser mariposa
en mi arúspice desvelo,
levantisca del consuelo
y peregrina virtuosa.
Entre el jazmín, silenciosa
esplendente de mi anhelo,
se levitaba hacia el cielo
con la razón poderosa
la quimera generosa
ladronzuela del revuelo.
Vuelvo mis ojos Atenas
a tus ríos y a tus puentes,
al torrente en los afluentes
del Olimpo de tus penas.
Al Yumurí de serenas
primaveras y vergeles,
palmerales y laureles
en la Ermita Peregrina,
como estrella que aglutina
las quimeras de sus fieles.
Miro tus vuelos infancia
y surtiendo mis quebrantos,
vivo nostalgias y encantos
que vencieron la distancia.
Siento el numen, la fragancia
de azucenas que regresan
y veranos que profesan
perpetuados, florecidos
sus claveles presumidos
de recuerdos que me besan.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul