Emulando el canto que emite el sinsonte
en verdes campiñas deleita el jilguero,
fiel y enamorado del trino viajero
campestres tonadas vagando en el monte.
La brisa seduce cual suave remonte
que alcanza en el eco su arpegio hechicero,
traviesa armonía que en su derrotero
suspira entre notas de iluso horizonte.
Y será el concierto preclaro de vida
en la rosaleda del añil espliego,
que acrisola el aria del amor que anida.
En la melodía romanza y sosiego
auguran la noche serena y florida,
en manto cual orla del azul dondiego.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul